Ladrillo visto, hierro y madera rústica. El estilo industrial se ha convertido en un clásico de la decoración contemporánea. Te contamos las 3 claves para aplicarlo en tu casa y lograr un ambiente urbano, acogedor y con personalidad.
1. Materiales a la vista
El corazón del estilo industrial está en mostrar lo que normalmente se oculta. Paredes de ladrillo visto, suelos de hormigón, vigas de hierro y madera sin tratar son los protagonistas. La clave es abrazar la imperfección: texturas rugosas, acabados desgastados y materiales con historia aportan autenticidad y carácter. Un simple detalle, como una mesa de madera maciza con patas metálicas, puede cambiar por completo la percepción de un espacio.
2. Colores y contraste
La paleta del estilo industrial gira en torno a los negros, grises y marrones cálidos, que evocan fábricas y talleres antiguos. Para evitar que el espacio se vea demasiado frío, lo ideal es equilibrar con tonos neutros como el blanco roto o el beige. Los textiles juegan un papel esencial: cojines de lino, alfombras de yute o mantas en tonos tierra suavizan la dureza de los materiales y aportan calidez al conjunto.
3. Muebles y detalles protagonistas
El mobiliario en estilo industrial se caracteriza por su funcionalidad y sencillez. Piezas metálicas, lámparas colgantes con bombillas vistas y estanterías de hierro con baldas de madera son elementos imprescindibles. Los detalles marcan la diferencia: tuberías expuestas que se integran como parte del diseño, relojes de gran formato, carteles vintage o incluso muebles reciclados que cuenten una historia.
Conclusión
El estilo industrial no es solo decoración, es una actitud: mezcla de fuerza, simplicidad y carácter. Empieza con pequeños cambios, apuesta por la autenticidad de los materiales y verás cómo tu hogar gana personalidad sin perder calidez.
¿Te atreves a darle un giro industrial a tu casa?